Lauranne Zellweger

Estuve viviendo en Colombia durante casi 3 años. Eso fue para mi un fantástica oportunidad de poder descubrir ese país que tiene tanta diversidad. Pero esa experiencia no hubiera sido igual sin haber conocido la Corporación Claretiana Normán Perez Bello.

Mi historia con la Corporación está hecha de aprendizaje, humildad, humanidad y amistad. Más que una pretención de querer aportar algo, mi actividad en la Corporación fue para mi una fuente de aprendizaje. Pude conocer mucho sobre la situación del país, desde las mismas personas, la que no se escucha en los medias. En el contexto de la casa de acogida así como en los talleres o en el trabajo en la oficina, pude aprender mucho con mis compañeros sobre el acompañamiento psico-social, el trabajo comunitario y la gestión de proyectos. En ese momento, no sabía que esa experiencia iba a cambiar mi carrera : cuando regrese, empece a estudiar trabajo social en Suiza. El compromiso de los miembros de la Corporación me pareció impresionante : es una lucha permanente y lo hacen con una actitud muy humilde, humana y desinteresada. De eso me acordaré siempre.

También entendi que si uno le encuentra sentido en lo que está haciendo, le da mas fuerza aún, a pesar de las dificultades y de los obstaculos. Las personas acogidas por la Corporación han vivido experiencias muy dolorosas, perdiendo su tierra, su casa o hasta su familia. Aveces no fue fácil enfrentar esas situaciones, pero el equipo está constituido de profesionales con muchas capacidades y un gran corazón y con su apoyo, me senti muy bien para trabajar a su lado.

Finalmente, mi experiencia en la Corporación también está diseñada con muchos encuentros con gente muy comprometida, a veces cansada, pero siempre llena esperanza y fe. Esa corta pero intensa colaboración permitió que se inicie una gran Amistad con los miembros de la Corporación. Se los agradezco sinceramente.

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