NO SE PUEDE SEPULTAR UN PUEBLO QUE BUSCA LA LIBERTAD
Medellín del Ariari corregimiento de El Castillo, Meta, ha sido históricamente un territorio afectado por la violencia, las arremetidas paramilitares, bloqueos económicos, la ausencia del Estado y la amenazante presencia de las fuerzas militares; trataron de arrasar con su población. Los desplazamientos, asesinatos y desapariciones forzadas han querido amordazar este pueblo, confinarlo al dolor y el silencio propios de acciones estratégicas del conflicto.
Ni el silencio, ni el olvido derrotaron por completo a estas gentes amorosas, valientes, luchadoras y aún, llenas de esperanza.
Muchas familias sufrieron la desaparición de sus seres queridos y tuvieron que emprender largos y dolorosos caminos de búsqueda, inciertos con una institucionalidad re-victimizante y de voluntades políticas amañadas. Sin embargo, grandes anhelos de verdad y justica han llevado a dar con el paradero de los cuerpos de algunas víctimas. Este es el caso de la familia de Jolman Lozano, desaparecido forzadamente en 1999 por estructuras paramilitares y encontrado en 2011 en el municipio de San Martín, Meta; quien fue entregado a su familia el 8 de marzo de 2018 en el Templo Santuario a la Memoria de las Víctimas de Medellín del Aria, siendo la primera entrega digna que se realiza en el corregimiento. 17 años de inquebrantable búsqueda, adelantada por Azucena, María Lidia, Juan, José y toda la familia Loaiza, en un admirable acto de amor y dignidad, llevaron su testimonio a distintos lugares e instituciones de la región y el país.
Hoy, habiendo dado sepultura al cuerpo de su familiar, se unen al reclamo de miles de víctimas por el fortalecimiento de las acciones de búsqueda, identificación y exhumación de las y los desaparecidos, el trabajo interinstitucional entre la fiscalía y la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas y la articulación con organizaciones de la sociedad civil. Esta exigencia hace un llamado a la implementación del enfoque humanitario y territorial en los procesos de búsqueda, los relatos de quienes han sido testigos de la violencia deben servir para la reconstrucción de los hechos, las comunidades tienen un papel importantísimo en esto y el derecho a hacer seguimiento a las gestiones adelantadas por las instituciones del Estado.
No habrá tropiezo, ocultamiento ni violencia que aplaque la indignación y la fuerza de quienes buscan verdad y justicia, no se verán solas las familias que luchen por encontrar a sus seres queridos.
¡PAZ SIN DESAPARECIDOS!
¡PAZ SIN DESAPARECIDAS!
¡NO ESTAMOS TODOS, FALTAN LOS DESAPARECIDOS!
¡NO ESTAMOS TODAS, FALTAN LAS DESAPARECIDAS!